En el actual contexto político y económico local e internacional, donde lo que prima es la incertidumbre y la volatilidad, la forma de refugio de algunos inversores es apuntar a una exposición por fuera del riesgo local y con un horizonte de largo plazo. Y es en este sentido, dentro de las opciones que existen disponibles en el mercado de capitales, los  Exchange Traded Funds o ETFs es una de ellas.

Lo primero a mencionar es que los ETFs son como un híbrido entre los Fondos Comunes de Inversión, ya que pueden diversificar en diferentes empresas, sectores o mercados; y las acciones porque tienen cotización intradiaria y se operan de forma simple.

Adicionalmente, dentro de las principales características de estos activos, podemos mencionar que su gestión es de tipo pasiva; es decir, que replican el rendimiento ya sea de índices, commodities, industrias, mercados o monedas. Por su parte, otro dato interesante también a tener en cuenta es que los ETF pagan dividendos a los inversores (por las empresas que estén incluidas en los mismos y que distribuyan sus ganancias).

Por otro lado, se debe hablar de las múltiples opciones que existen y su liquidez. De hecho, en la actualidad hay más de 8.000 opciones distintas para invertir a nivel global, que gestionan fondos por alrededor de 11 billones de dólares, según datos de JP Morgan de finales de 2022.

Y la realidad es que la diversificación que permite este activo es una de sus principales ventajas destacadas, como el acceso también que brinda a diferentes mercados que para un individuo sería quizás complicado. 

Hay ETFs de renta fija (de bonos gubernamentales o corporativos), de renta variable (de acciones de empresas), sectoriales (como tecnológico, energía, industria, financieros, energía renovable), por área geográfica (países emergentes, regionales, globales) o de materias primas o commodities, por ejemplo. No obstante, es importante a la hora de operar tener en cuenta la liquidez de cada uno.

Sin ir más lejos, dentro de los más operados a nivel global, podemos mencionar principalmente a los que replican el rendimiento del índice S&P 500 (principales 500 compañías de USA), del índice Nasdaq 100, otros sectoriales como el financiero, tecnológico, etc y/o regionales como el de Brasil, China…y mucho más. Incluso también hoy concentran bastante interés otros los que replican rendimiento de empresas de energías renovables, tecnología disruptiva e innovadora, robótica e inteligencia artificial, mercados emergentes y commodities. 

Ahora bien, si un inversor busca sumar estos activos a su cartera, puede operarlos en dólares a nivel internacional; o también puede hacerlo en pesos, en nuestro mercado local BYMA, a través de los Cedears de ETFS. Sin embargo, en este último mercado, las opciones por ahora son más acotadas: sólo existen 9 alternativas como el SPY, XLF, etc…

Por último, y luego de destacadas las ventajas, la realidad es que como cualquier inversión financiera existen riesgos. Entre ellos, el riesgo de capital -el valor de la inversión y el ingreso que se obtiene varían y no se puede garantizar el monto de inversión inicial-, también el riesgo de moneda, o de liquidez según la opción elegida. Por fuera de esto, además, el inversor debe evaluar el tratamiento impositivo del vehículo. 

En conclusión, los ETFs pueden ser una alternativa para aquellos inversores que pueden tolerar cierto riesgo, y entendiendo que el horizonte de inversión debería ser el largo plazo. Son de gestión pasiva y se identifican como una buena manera de diversificar su capital, además de la  flexibilidad que permitan.


*** Nota publicada en BAE, el 11-10-23.